Introducción
No es nada fácil, y en realidad resulta osado el hablar en un pequeño ensayo de aquel concepto que ha dado tanto de qué hablar por generaciones y que aún y con el paso de los años más que aclararse lo que ha hecho es formar más dudas: el tiempo. Sus dos divisiones formalmente conocidas (tiempo físico y tiempo histórico) fungen como utensilios importantes para trabajar tanto con las ciencias naturales[1] como con las ciencias sociales[2]; la apreciación de estos conceptos como uno sólo (tiempo) lo ha sido para la filosofía[3], disciplina que se considera por encima de las ciencias naturales y sociales al poder trabajar sin problemas con cualquiera de ellas. Así, los conceptos del tiempo integran un corpus filosófico enorme que vislumbra el sentido trascendente que ha motivado a su división en más de uno, conceptos que intentaré unificar explicando que en realidad no se puede hablar de un tiempo histórico y uno físico, sino sólo de tiempo.
En las siguientes páginas intentaré dejar ver que el tiempo, al ser visto como uno y no más, resulta más útil y fácil de manejar que si se le divide.
De igual manera intentaré mostrar que el sentido del tiempo, llámesele metafísico o trascendente en realidad responde al espíritu general del hombre: el intentar conocer y entender el inicio, desarrollo y final de las cosas y la vida, así como su significado.
[1] Ciencias que tienen por objeto de estudio a la naturaleza.
[2] Ciencias que tienen por objeto de estudio a la sociedad.
[3] Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano, valiéndose de la ayuda de todas las ciencias y disciplinas que considera necesarias.
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